jueves, 9 de junio de 2016

España después de la Guerra

  El final de la Guerra Civil no supuso el fin de la violencia política ni la vuelta a la normalidad. El bando triunfante no tenía la intención de perdonar los crímenes de sus adversarios ni de iniciar un proceso de reconciliación nacional. El nuevo sistema político iniciado a partir del 1 de abril de 1939 se basaba en la división entre vencedores y vencidos, en la imposición de los valores de los primeros y en la negación de los principios políticos e ideológicos de los segundos. Por ello, la inmediata posguerra estuvo presidida por la represión y la persecución política, la escasez de alimentos y productos de primera necesidad y el juego de influencias de las distintas familias que habían formado el bando victorioso en la Guerra Civil.

  La represión de la posguerra
 
  Toda guerra civil comporta un alto grado de violencia política entre los civiles y la española no fue una excepción. De hecho, la violencia ya se había apoderado de la vida política española antes de la guerra y durante ella no hizo más que incrementarse. Los estudios más rigurosos cifran en alrededor  de 400.000 las muertes violentas producidas durante la Guerra Civil, repartidas a partes iguales entre ambos bandos.

  La España del hambre
  La guerra continuó determinando la vida cotidiana de los españoles. Todas las familias habían perdido algún ser querido durante la contienda, conocían alguna víctima de la represión o habían padecido la violencia política de uno u otro bando. Algunas ciudades y pueblos eran la viva imagen de la destrucción; durante la guerra fueron destruidas alrededor de 250.000 viviendas y buena parte de las comunicaciones más importantes. Los alimentos no sólo eran escasos sino de ínfima calidad. Con la finalidad de garantizar el suministro de productos de primera necesidad se implantó la cartilla de racionamiento, aunque se reveló claramente insuficiente.

miércoles, 1 de junio de 2016

Miguel Hernández

  Miguel Hernández Gilabert. (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.
  De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aún así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de la poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.
  A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas, donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid.

  Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino de Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas titulados El silbo vulnerado e Imagen de tu huella, y el más conocido El Rayo que no cesa (1936).
  Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal.  Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.